2.09.2011

Sireneando

Cuando te vimos nadar
dimos el pésame a tu ropa de abrigo
y dijimos adiós a tus piernas.
También desaparecieron aquellos vestidos
con más flores que una primavera.
(Suspiro)
Descubrimos tu cola de sirena,
en tus ojos más pescados que en el mar
y en tu piel la isla perfecta.

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